Lentejas en Cantamuda

En el valle de Tosande, en la montaña palentina, visitamos una de las tejedas más importantes de Europa, donde podremos ver milenarios tejos, algunos de más de 5-6 metros de cuerda, formando uno de los pocos bosques existentes.
 
 Es mucho lo que se podría hablar de este árbol mítico, utilizado desde la antigüedad por la características de su madera para la fabricación de arcos o posteriormente para los ejes de los carros. 

 Árbol sagrado de los celtas, en España fué usado por las tribus norteñas como última salida ante los asedios romanos, suicidándose con un brebaje con sus semillas o corteza debido a la alta toxicidad de una de sus sustancias, la taxina, antes que ser esclavizados.  El único elemento no tóxico del árbol, es la pulpa roja de su semilla. En los campos castellanos era arrancado por los pastores debido a su toxicidad que atacaba especialmente al ganado ovino.

 Tras la ruta por la tejera nos dirigimos a San Salvador de Cantamuda donde se encuentra una colegiata románica que data del año 1185 con una gran espadaña
En el mismo pueblo nos recomendaron para comer en La Taba, restaurante precioso, que no necesita carta dado que solamente oferta un excelente menú de día a 10 euros, con dos primeros y dos segundos a elegir.
La carne a la brasa y las natillas caseras estaban buenisimas, pero memorables fueron las Lentejas Castellanas servidas calentitas en un perolo de barro, que nos hicieron olvidar los kilometros de la ruta.

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