Arrazola (Vizcaya) está situado justo debajo del monte Amboto, de 1.331 m de altitud, forma un pequeño y bonito núcleo rural. Esta ubicación, justo debajo de la mole de las peñas del duranguesado, le da unas características paisajísticas sobresalientes.
En sus inmediaciones hubo hasta principios del siglo XX minas de hierro y cobre; para su explotación se construyó un ferrocarril minero que fue desmantelado en los años 60. Hay varios molinos hidráulicos bien conservados, así como ejemplares de arquitectura tradicional vasca muy interesantes, destacando el caserío considerado más antiguo de Vizcaya.
Entre Apatamonasterio y el fondo del valle hay casi cinco kilómetros totalmente llanos que se recorren con comodidad. La senda es ancha, bien señalada, con bancos y numeroso letreros indicativos. Aproximadamente a 600 metros de la salida llegamos al conjunto de torre y templo dedicado a San Martín, de Marzana. La Torre de estilo renacentista del siglo XVI está en un estado deplorable. La ermita está bien conservada. Frente al pórtico hay una fuente con abrevadero.
Siempre por la pista, tras haber atravesado el río Arrazola, pasamos junto a la ermita de Santiago y el caserío Urrutia, del siglo XVI.
Siempre por la pista, tras haber atravesado el río Arrazola, pasamos junto a la ermita de Santiago y el caserío Urrutia, del siglo XVI.
Un poco más adelante cruzamos junto al molino y Torre de Ibarra (siglo XVIII), para llegar al caserío de Ollargane. En su fachada aparecen el nombre de Pedro de Albalalde y la fecha de 1519, considerada la más antigua de Vizcaya.
La antigua vía de ferrocarril continúa su fácil llaneo, pegada al río por terreno despejado. Cruza un puente que tendrá cien años pero que está en perfecto estado, y llega hasta la ermita y humilladero de San Roque. Es una construcción de estilo neoclásico, con la típica portalada de barras de madera que dejan ver el santo.
Desde la ermita se aprecia en las alturas, empequeñecido por la distancia, el ojo natural del Anboto denominado Bentanako Begia. En frente, al otro lado del río, se encuentra el imponente caserío Makatzeta, ahora convertido en restaurante. Justo detrás hay una campa perfecta para hacer un picnic a la viaja usanza con mantel y todo.
El resto del trayecto hasta el fondo del valle de Arrazola es muy tranquilo. El arbolado ha colonizado las escombreras y el río está más limpio que nunca.
Es posible continuar hasta el fondo del barranco en busca de las bocaminas por el sendero balizado, pero los camiones madereros han destrozado el camino.
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